Mis ojos

  

  

¿Cuánto hace que no os miráis directamente a los ojos y os perdéis en ellos durante un ratito? 

Quizá alguien no lo haya hecho nunca o quizá haya otros que lo hacen a diario.

Yo hoy lo he hecho y hacía demasiado que no me encontraba con ese par que siempre me acompaña. Ha sido por casualidad. Después de entrenar en el gimnasio, al llegar a casa y descubrir toda mi cara roja intensa por el esfuerzo. Entonces,he empezado a mirar. 

Y a observar. 

Y tras recorrer mi rostro me he encontrado con esos viejos conocidos. Esos ojos que nos abren a la belleza del mundo. 

Y ahí estaban. 

Redondos, perfectos, llenos de color. Un color casi indescriptible. 

Y mirando descubres un tono nuevo; y explorando aparecen señales y marcas que son lugares ya visitados; y curioseando descubres el perfecto círculo negro que preside,central, la mirada. 

Belleza extraña la de los ojos, cómo a través de ellos vemos lo que nos rodea y cuando los cerramos todo se almacena en las cajas de nuestros recuerdos. 

Oscura la circunferencia exterior; marrón-verde-miel sigue el caminito hacia el centro; marrón otoñal envuelven el negro central. Y entre ellos, pequeñas motas de color negro semejantes a siluetas de personajes vistos desde el aire, hablando, contándose historias, rodeados de un paisaje extraño. 

Mirando comienzas a pensar en todos los amaneceres y atardeceres vividos. En aquello que vieron cuando ni siquiera tenía conciencia de que veía siendo bebe. En todo lo que día a día atraviesa esa mirada para provocar, reaccionar, almacenar o tal vez, simplemente, olvidar al instante siguiente. 

Ojos, mis ojos, que día a día ven.  Valorados quizá más porque por desgracia en mi familia hay personas que perdieron ese placer del que disfrutamos al despertar. 

Mi mirada, a veces conocida, a veces perdida.

Pero siempre, es un deseando reencontrarme con ella. 

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